05-10-2011

Cultive su suelo para conseguir un jardín florido

Con el tiempo, la tierra que hay debajo del césped de su jardín o en sus arriates de flores se vuelve menos saludable.

Los suelos sometidos a condiciones adversas pueden compactarse, y perder su estructura: las pequeñas bolsas de aire que hay bajo la superficie se aplastan, el agua y los nutrientes dejan de circular libremente por la tierra, por lo que se hace más difícil que las raíces crezcan y que las plantas florezcan. 
«Ningún suelo es tan bueno que ya no pueda mejorar. Si lo trabajamos y lo mejoramos, podemos asegurarnos de que las plantas y el césped tengan todo el oxígeno y el agua que necesitan», afirma [Tomas Welin, Product Manager Petrol Wheeled de Husqvarna.] 
Para ello, hay que labrar o cultivar la tierra: básicamente consiste en cavar para eliminar la suciedad y añadir nutrientes o mejorantes al suelo, en forma de mantillo o humus para orear la tierra. Al cavar, podemos escoger entre diversas técnicas. 

Técnica básica 
Con una pala, saque y remueva la tierra deshaciéndola. A continuación, si fuera necesario, añada nutrientes y humus a la tierra antes de devolverla a su lugar. 

Técnica de cavado único 
Con esta técnica, se cubre eficientemente la zona del jardín de manera uniforme. Divida la zona en franjas, cave una pequeña zanja (de unos 25-30 cm de anchura y con la profundidad de la pala). Eche la tierra a un lado, dejando la zanja vacía. Desplácese a la siguiente franja; saque la misma cantidad de tierra de ella y échela en la primera, rompiendo los terrones al avanzar. Siga cavando y removiendo la tierra hasta haber trabajado todo el jardín. Al final, la última zanja quedará llena con la tierra sacada de la primera. 

Cultivo superficial 
En suelos no compactados, puede ser suficiente con un cultivo superficial. En tal caso, utilice un rastrillo metálico o una azada e intente no romper la estructura del suelo por debajo de los 5-8 cm de profundidad. 

Cuándo no conviene cavar 
Si la tierra está muy húmeda, debemos evitar cavarla para no causar daños en su estructura. 

La técnica de «no cavar» 
Si la tierra está en buenas condiciones, a menudo no es necesario cavar. Triturar la tierra en capas de materia orgánica de unos 6-10 cm de profundidad puede resultar suficiente. A la hora de plantar, el mantillo se retira con un rastrillo para sembrar las semillas. 

Por último, recuerde que lo fundamental es que la tierra este «suelta». Sus plantas necesitan minerales, aire, agua y sustancias orgánicas para vivir, y la mejor forma de proporcionárselos es trabajar la tierra, removerla y añadir humus.

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